viernes, 24 de febrero de 2012

LAS CICATRICES NOS RECUERDAN QUE EL PASADO FUÉ REAL


La esponja impregnada de blancas pompas de jabon se detuvo,hastiada de intentar borrar de su piel la marca invisible que aquel fatidico domingo le dejo... el agua tibia que la rociaba ignoraba el salado y amargo sabor de las gotas que regaban sus ojos, fue la pared adornada de inmaculados azulejos quien sostuvo su inmensa pequeñez cuando su fragilidad colapso haciendola caer, otra vez... el reloj no detuvo su marcha, pero su mundo se aquieto. Nadie podria oir gemir a su alma, nadie podria detener la tormenta fugaz y destructora como un huracan que llovia, tronaba y despedazaba su interior.
El invierno no era mas frio que la ausencia, el abismo no era mas inmenso que el dolor, y la soledad no era mas que la verduga que venia a pintarle ojeras potenciadas y grisaceas cada vez que un mar arremolinado y macabro le rompia en el rostro.
Poso ambas manos sobre sus rodillas y dejo caer su cabeza entre medio de ellas, las lagrimas al fin se habian acabado, como si se tratase de un antojo emocional que habia sido saciado, seducido por un momento de debilidad, y abandonado por un dejo de valentia que enfrentaba a la espada oxidada y maldita del dolor que la apuñalaba cuando sus defensas yacian bajas...
Se puso de pie un instante despues de que la voz de alguien tras la puerta del baño preguntara si se encontraba bien, respondio con un "si" mentiroso y cabisbajo... Enjuago apresurada la anatomia que la acompañaba desde hacia tanto, una vida entera escondiendo bajo sonrisas fingidas y llantos disimulados la desnudez de un alma que pocos conocian.
Cerro el grifo, seco restos de aguas dulces y saladas, peino sus oscuros cabellos y tejio mil sueños frente al espejo junto con ellos...
Maquillajes fueron testigos mudos que convertian al luto en exoticas piruetas, que el rimmel realizaba como hazaña sobre sus pestañas, mientras el lapiz labial coqueteaba carmesi ante el botiquin.
Acabo creyendo en si misma, la sonrisa dejo de ser fingida. Sabia que ella poseia la bendita habilidad que la condenaba a ser una alquimista, a convertir el mas duro metal en tesoros bellos, al igual que a sus viejos amores en recuerdos añejos... y valiosos por ello.

1 comentario:

  1. Nuria, me pareció genial tu texto, me fascinó la forma de describir los sentimientos que se ciernen en ciertos momentos sobre nuestra alma... lo copié pero no sé tu nombre completo para hacerte la mención... Un Saludo!

    ResponderEliminar